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viernes, 9 de octubre de 2009

Visión global sobre las Bases para el Plan de Nación

Ponencia presentada para la Universidad de la Paz, El Salvador, 1996.
Rafael Paz Narváez

Para comenzar, quiero expresar mi agradecimiento a la Universidad para la Paz de la Organización de las Naciones Unidas, por la gentil invitación a participar en este interesante evento. También quiero expresar mi saludo respetuoso y fraterno para todas las personas que han asistido esta mañana. Agradeceré la atención y la crítica que brinden a las palabras e ideas que a continuación presento.

Se me ha pedido que ofrezca una visión global sobre las Bases para el Plan de Nación. Sin duda, el punto de partida desde el que se puede entender el momento actual, lo constituye la firma de la paz. Con un realismo poco común en la historia de El Salvador, el texto de los acuerdos reconoce como causas fundamentales de la guerra el cierre de los espacios de participación política y la circunstancia de que, por décadas, no todos los estratos de la población pudieron acceder a los beneficios del crecimiento económico.

En lo que se refiere a la participación de todos los salvadoreños y salvadoreñas en el ámbito político, se han producido avances significativos, dado que, en lo inmediato, las personas que hasta hace pocos años hacían una oposición armada, en la actualidad se han insertado en los espacios políticos de la nación y practican una oposición política.

Aún cuando No han faltado incidentes, algunos de los cuales hasta la fecha permanecen sin esclarecer, porque no debemos ignorar que bandas de delincuentes armados aún no han firmado la paz. Desde la perspectiva del gobierno de El Salvador, como una de las partes firmantes, ya se cumplieron todas las tareas indicadas en los acuerdos de paz y los representantes de las demás entidades políticas y sociales tienden a coincidir cada vez más con dicha percepción. El proceso de paz ha concluido, pero ¿cuáles son los resultados?

En la participación política se pueden reconocer avances significativos. Sin embargo, todavía persiste una de las dos causas que ambos bandos contendientes percibieron como raíz de la guerra civil: El proceso socioeconómico nacional aún mantiene la contradicción entre una economía en crecimiento y una sociedad que no incorpora a toda la población a los posibles beneficios de ese crecimiento.

En este sentido, el documento de las Bases para un Plan de Nación, y el proceso que ha generado, se presenta como un intento para relevar y darle continuidad a la dinámica abierta con los acuerdos de paz.

La tarea de delinear una visión global sobre las Bases para un Plan de Nación, es oportuna y desafiante.

Es oportuna, porque la búsqueda de un horizonte compartido, claro y seguro, se ha convertido en una aspiración que realmente parece preocupar a los diferentes sectores de la nación. Entre otros esfuerzos, tanto la empresa privada organizada en ANEP, como un amplio sector de organizaciones No gubernamentales se han manifestado con relación al futuro del país en su conjunto. El Comité Permanente para el Debate Nacional por la Paz, en diversos momentos, intentó generar la discusión respecto al destino y posibilidades del país, y por supuesto, otro tanto han hecho y procurado hacer los representantes de otros sectores sociales, como el agropecuario, las organizaciones con preocupaciones ambientalistas y feministas, o el gremio de médicos.

La tarea de estudiar y analizar las Bases para un Plan de Nación es desafiante porque se compromete con el futuro. Tanto el elogio fácil como la crítica superficial y descalificatoria están fuera de lugar. En este sentido, la tarea consiste en definir un veredicto sobre los deseos y esperanzas de muchas personas en El Salvador.

Voy a recurrir a tres momentos para generar una visión global sobre las Bases para un Plan de Nación. En el primer momento se analiza el texto del documento; En el segundo, el proceso práctico que se ha generado a partir del documento; y finalmente, se presenta la crítica de los dos momentos anteriores, es decir, la crítica del texto y la crítica del texto y del proceso práctico.


I.

Siguiento una tradición, o bien, si se prefiere, una táctica ya ensayada en la producción de documentos de concepción estratégica respecto a la orientación y procedimientos generales para definir el rumbo de la reforma educativa nacional, el gobierno de El Salvador, desde la persona del presidente de la república, convocó y organizó una comisión de ciudadanos que la prensa, en una especie de divertido y quizás irónico homenaje al pasado llamó comisión de notables.

El resultado de aquella iniciativa fue el informe de la Comisión de Educación, Ciencia y Desarrollo, presentado con el título de Transformar la educación para la paz y el desarrollo, el día 22 de junio de 1995. El texto se convirtió en una de las piezas clave en la orientación y legitimación de la reforma educativa en marcha. De alguna manera, aquel documento muestra el alcance y los límites del imaginario colectivo nacional.

Aquella comisión, y aquel documento, fueron los antecedentes inmediatos a la integración de la Comisión Nacional de Desarrollo, que presentó su respectivo documento el 16 de enero de 1988, como una propuesta a ser ampliamente discutida.

Al definir la composición de la Comisión Nacional de Desarrollo, de manera similar a la Comisión de Educación, Ciencia y Desarrollo, se buscó equilibrar la participación de personas con perspectivas de derecha e izquierda, entendiendo como perspectivas de izquierda y derecha lo que en el buen sentido común tales términos originalmente señalaron: que la derecha confía en que los sectores sociales más acaudalados están mejor preparados para ejercer el gobierno sobre el conjunto de la sociedad, en tanto que la izquierda reclama una mayor participación y satisfacción para las demandas de los sectores sociales menos afortunados. Dado que no deseo mencionar unos nombres y dejar en el olvido otros, debo manifestar que considero que la Comisión Nacional de Desarrollo efectivamente está constituída por personas que se han ganado el reconocimiento de la mayoría de ciudadanos de El Salvador. En general creo que se les juzga como personas muy capaces y favorablemente intencionadas. Creo además, que ese juicio es coherente con el resultado obtenido.

En lo que se refiere al contenido, se puede plantear que las Bases para un plan de Nación se construye como texto entre cuatro puntos cardinales, es decir, se construye en el campo que delimitan dos oposiciones:

a) Por una parte, el texto circunscribe y despliega su lógica desde la premisa de que "ni la ilusión del rebalse económico ni la rigidez del intervencionismo estatista son vías de solución..." a los problemas cruciales del país, por lo que propone encontrar un enfoque nacional colectivo que deje de lado las más frecuentes visiones ideológico-políticas sobre los problemas del país y sobre sus respectivas soluciones.

b) Por otra parte, el texto se propone como pieza central para un proceso de discusión nacional y participativa, en la cual, "se descarta el método de una discusión totalmente indefinida, que no parte de la priorización y el formal enunciado de los problemas y las soluciones que deben discutirse. También descartan el método de entregar a la nación un planteamiento sustantivo terminado y cerrado"

Entre estas cuatro esquinas del cielo y de la tierra, el texto demuestra su descendencia directa del proceso de paz cuando define que el problema crucial en el país es la marginación y la pobreza, es decir, plantea en otros términos la circunstancia nacional de que un sector proporcionalmente importante de la población se queda al margen de los beneficios del crecimiento económico, y que por ende, sobrevive en la pobreza.

Pese a que se define la marginación y pobreza como el problema central a comprender, explicar y resolver, el documento no se convierte en un pliego de reinvindicaciones a satisfacer para beneficiar a las personas salvadoreñas más desafortunadas. Se considera que en el espacio de la nación tanto los sectores que están integrados, como los que están marginados, tienen poblemas que atender y necesidades que aplacar.

No es este el momento ni el lugar para entrar en los detalles más específicos de la propuesta presentada por la Comisión Nacional de Desarrollo, pero si considero pertinente señalar que el documento también incorpora las preocupaciones que sugieren los enfoques sociales actualmente vigentes en las ciencias sociales: Es posible rastrear la presencia de los tres corpus teórico-reflexivos que caracterizan a las ciencias sociales latinoamericanas: la transición a la democracia, la búsqueda del equilibrio entre población y entorno natural, y la superación de las inequidades de género. Ciertamente que, por el recurso a un lenguaje propio, algunas de esas presencias aparecen más sugeridas y sutiles, por lo cual, a algunas personas les puede parecer que el texto no trata de manera explícita esas preocupaciones. Pero a mi parecer y entender, el problema ecológico, tanto como la problemática de género se han abordado, aunque no con el lenguaje más usual y acostumbrado. Las preocupaciones y sugerencias para organizar una convivencia política democrática si resultan más directamente percibibles.

En lo que se refiere a la concepción básica de la propuesta, permanece en el horizonte moderno trazado desde el racionalismo de la filosofía iluminista, el cual presupone que:

(1) Un amplio conjunto de personas que comparten un espacio histórico pueden llegar, mediante el uso de sus facultades racionales, a definir una voluntad general respecto a las dimensiones y carácterísticas del bienestar común a todos y sobre como proceder para alcanzarlo.

(2) Un equipo cuantitativamente menor de personas puede tener la capacidad de identificarse y gestionar la conducción de los procesos perfilados en la voluntad general.

(3) Existen los procedimientos para elegir al equipo de personas más apto y los procedimientos para realizar la voluntad general y alcanzar aceptablemente el bienestar común.

Hace falta acotar que el documento de las Bases para un Plan de Nación, organiza el análisis prospectivo del país en cinco ámbitos de acción: el político, el educativo-cultural, el socioeconómico, el de la participación ciudadana y el institucional.

En el ámbito político se propone:


(a) Reformar los criterios y prácticas actuales de representatividad en los órganos de gobierno, incorporando la consulta popular directa, circunscripciones electorales, proporcionalidad y pluralismo en los concejos municipales, y posibilitar la participación de candidatos independientes de los partidos políticos.

(b) Además, una descentralización de los poderes del estado y su reordenamiento político administrativo, incluyendo el aspecto territorial, como redefinir los municipios.

(c) Redefinir el propósito manifiesto y declarado del estado, así como sus procedimientos.



En el ámbito educativo cultural se plantea:


(a) La necesidad de incidir en el establecimiento de nuevas bases culturales, especialmente en lo que se refiere a la integración de las familias y promoción de valores.

(b) Transformar el sistema educativo, profundizando la reforma que actualmente se realiza, invertir en ciencia y tecnología, para apropiarnos como nación del instrumental contemporáneo y hacer énfasis en la formación del magisterio.


En el ámbito socioeconómico se indica:


(a) Alcanzar un nuevo acuerdo productivo entre los diferentes sectores productivos y económicos del país.

(b) Satisfacer las necesidades básicas.


(c) Preservar el medio ambiente.



En el ámbito de la participación ciudadana, el documento considera pertinente señalar:


(a) La necesidad de fortalecer la organización y participación de la ciudadanía.


(b) Fomentar la responsabilidad ciudadana.


(c) Fomentar la responsabilidad profesional.



Finalmente, en lo institucional, la Comisión Nacional de Desarrollo propone considerar:


(a) La modernización de la administración pública.


(b) El fortalecimiento de redes para el desarrollo humano.



El documento de las Bases para un Plan de Nación concluye proponiendo un proceso que supone la formación de un grupo gestor que discuta y reflexione el contenido del documento, tanto como un amplio proceso de difusión y consulta entre la población del país. Como resultado final del proceso planteado se busca alcanzar un Acuerdo Nacional en torno al Plan de Nación.


II.
Creo que aún es muy temprano para evaluar en los sentidos más específicos el proceso práctico abierto con la presentación del documento de las Bases para un Plan de Nación. Prefiero esbozar la visión global sobre la base de una breve descripción de las actividades que se han realizado.

Se puede afirmar que el proceso encaminado hacia el establecimiento del Acuerdo Nacional se está estructurando alrededor de dos ejes:

(1) La creación de espacios para la discusión y el aporte de los ciudadanos.


(2) La organización de Grupos Gestores Departamentales (los cuales parecen haber rebasado
en protagonismo la propuesta inicial de un grupo gestor nacional).

En lo que atañe a la creación de espacios de discusión y consulta, cabe destacar que el equipo a cargo de la organización y conducción del proceso de difusión y consulta, tanto como de la sistematización, ha promovido la creación de tres tipos de consulta, la ciudadana, la especializada y la intersectorial.

El proceso de realización de la consulta ciudadana se ha realizado territorialmente, con el apoyo de catorce grupos gestores. Los eventos que han tenido mayor relevancia y reconocimiento público fueron las asambleas departamentales, las cuales, gracias a las capacidades ejecutivas y de convocatoria de las personas que integran los grupos gestores lograron la participación aproximada de dosmil ciudadanos. Además de las asambleas departamentales, se han realizado mesas departamentales para discutir temas de interés específico y diversos talleres.

La consulta arrancó en Usulután. En abril ya estaba en Cabañas, en marzo en Morazán, para mayo ya habia cubierto seis departamentos y en julio ya estaba realizándose en La Libertad. Se espera que concluya en octubre de este año 1998.

El proceso de asambleas ya se realizó en todos los departamentos del país, quedando porterminar el proceso específico del departamento de San Salvador, que tiene características particulares, las cuales se espera captar a partir de talleres por municipio.

Aunque falta definir con mayor calidad los resultados, ya se puede identificar que los problemas señalados con mayor frecuencia son el desempleo, la pobreza, la inseguridad ciudadana, la falta de carreteras y comunicaciones.

Los resultados de este espacio de discusión y consulta serán: un documento de quince capítulos, con los aportes de cada departamento y el análisis nacional; catorce publicaciones de las sintesis
departamentales en los medios de comunicación; y perfiles de proyectos.

La consulta especializada ha creado un espacio de encuentro y discusión para conocer y consultar la opinión de salvadoreños especialistas, a nivel nacional e internacional, sobre objetivos nacionales y estratégicos en diecinueve áreas consideradas clave para el desarrollo. En este espacio se han reunido los esfuerzos de doscientos veinte personas, con el soporte de veinte instituciones.

Los resultados a obtener de este espacio son: un documento de diecinueve capítulos, con propuestas de objetivos y estrategias nacionales; y perfiles de proyectos.

Con la consulta intersectorial, se pretende crear un espacio para la discusión y el aporte de diez sectores claves en el país: empresarios, profesionales, universidades, cooperativas, iglesias, organizaciones No gubernamentales, partidos políticos, organizaciones laborales, entidades y representantes del área de educación y de transporte. Se espera que participen alrededor de quinientas cincuenta personas.

Se espera obtener como resultado un documneto con aprotes sobre desafíos y compromisos nacionales.

Esta descripción corresponde a los esfuerzos institucionalmente promovidos, y por lo tanto no da cuenta de la plenitud del proceso generado. No da cuenta de la receptividad que ha tenido entre los diversos sectores de la población.

Aunque sólo puedo opinar desde mi percepción personal, estimo que el amplio proceso de consulta ha colocado al plan de nación en el imaginario colectivo. Probablemente no se le otorgue un lugar especial, no creo que se le están apostando muchas esperanzas, pues este pueblo, como los otros pueblos de Centroamérica han debido desandar con demasiado dramatismo el camino de sus propios sueños e ilusiones. Pero esto quizás es algo positivo.


III.

Para la crítica me ha quedado el espacio de apuntar sólo algunas ideas generales.

Como se sabe, la palabra crítica llega hasta nosotros del latín, idioma en el cual se usaba entre otros sentidos, para el que ahora equivale a valorar, es decir, a definir el valor.

Sin duda han circulado profusamente críticas al documento. Algunas manifiestan que es marcadamente idealista, en el sentido que viene a ser una especie de carta al niño dios, y por lo tanto, un documento del cual no se esperan mayores resultados prácticos. Otras opiniones manifiestan que no se trata de la única propuesta en circulación, y que por lo tanto, debe considerarse como un insumo más entre otros insumos.

Se puede hacer referencia a otro tipo de comentarios que inscriben el documento en una u otra corriente político ideológica. Con frecuencia suele afirmarse que el documento es neoliberal o, por el contrario, que es socialdemócrata...

En otras ocasiones, también he podido conocer afirmaciones respecto a que no enfatiza la problemática de género o la problemática ambiental, o bien de que dejó en el olvido la problemática del sector salud en tanto que prioriza la de educación...

Respecto a todas esas críticas me parece que el documento y el proceso práctico que se ha generado a partir del documento alcanzan a defenderse por sí mismos, en el entendido de que se tenga disposición para estudiarlos.

No pretendo decir que el documento es perfecto, pero si quiero advertir que no se inscribe en una corriente ideológica política concreta, pues la estrategia de definición del discurso implícita en el documento se realiza desde la filosofía de la ilustración, filosofía que dió origen tanto al ala derecha de la cultura política moderna, como a su ala izquierda.

En realidad, la crítica que enfrentaría tanto al documento como al proceso, se refiere a la filosofía sobre la cual se basa y procede, puesto que sigue operando con los conceptos que llevan a que la participación de los seres humanos en su propia historia se organice esencialmente desde su facultad de razonar. Y ya hemos caído antes en esa trampa.

Se sigue apostando a la ciencia, sin criticar sus resultados.

Se sigue apostando a la democracia, sin advertir sus limitaciones.

Si algo debemos aprender de la historia de la epoca moderna es a desconfiar de nuestros actuales estilos y procedimientos de invertir la razón en la historia, puesto que los resultados no esperados arrojan una calidad y volumen de logros inferior o, al menos igual, pero nunca superior al de los desastres.

Para muestra un botón: En los temas ya más tratados de la educación, se ha diseñado y se ejecuta una reforma que le apuesta todo esencialmente a la enseñanza y aprendizaje de la ciencia, con lo cual, nuestros otros saberes, sin duda, aquellos desde los cuales realmente tendríamos el potencial de cambiar hasta estar más satisfechos con nosotros mismos, son abandonados al olvido.

Nadie tuvo la oportunidad de plantear que se debe aplicar el principio de separar la ciencia de la enseñanza del estado, como en el pasado se separó la religión de esa misma enseñanza. A raíz de este tipo de limitaciones hemos emprendido el camino del cambio sin una filosofía que realmente nos lleve al cambio, de manera que tan solo alcanzamos a proponernos más de lo mismo.

Sin embargo, para cerrar con optimismo debo acotar que paulatinamente se irán ampliando las oportunidades y los espacios que no sólo nos permitan concebir mejores planes, sino, que también nos permitan concebir nuevas modalidades y instrumentos para ser sobre el mundo.

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