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sábado, 6 de mayo de 2023

sábado, 27 de febrero de 2021

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sábado, 14 de diciembre de 2013

Nuevo número de Cuadernos de Ciencias Sociales

http://www.escuelacienciassocialesues.org/Documentos/CuadernosCCSS5.pdf



Cuadernos de Ciencias Sociales presenta artículos que ofrecen detalles sobre la peculiar heterogeneidad que caracteriza a Centroamérica

El artículo que abre este número aborda las dinámicas y procesos sociales y económicos que se estructuran en torno del cultivo del café en Nicaragua. Se trata de un punto de vista suyo en su género, que informa sobre las adaptaciones de las redes de relaciones sociales a las políticas de transformación social experimentadas desde las décadas de la revolución popular sandinista. El estudio revela como las estructuras de relaciones sociales persisten en el tiempo. Los autores, René Mendoza, Edgar Fernández y Klaus Kuhnekath, investigadores de larga tradición y arraigo en Nicaragua contribuyeron con este informe.

Por su parte, Anna Arroba revela detalles e interioridades de la vida para las personas que participan en esas nuevas redes sociales que soportan el fenómeno de maras y pandillas en Centroamérica. Se trata de un estudio biográfico que representa la historia de muchas personas, con sus variantes singulares, pero con una cantidad de constantes en el panorama social.

Louise Fleurus presenta una reflexión informada sobre otro de los fenómenos que, de forma dramática, desgarra las sociedades del centro de América. La emigración hacia el norte se ha intentado como una solución a la problemática económica que se asocia y deriva de las actuales políticas económicas y sociales vigentes en gran parte de los países de nuestro hemisferio, y tanto en el trayecto internacional como en el paso de las fronteras, las personas decididas a emigrar son afectadas en sus condiciones vitales.

Se dedica un artículo al anarquismo en El Salvador, obra de Wilfredo Salvador Ortíz Díaz, que informa sobre esa corriente política casi desconocida en el ámbito centroamericano.

Rolando Vásquez Ruiz aporta en esta ocasión un material relevante para la discusión sobre el desarrollo de la sociología como ciencia en El Salvador.

En Conjunto, este número de los Cuadernos de Ciencias Sociales puede contribuir a conocer mejor el mosaico de nuestra realidad centroamericana.

CONTENIDO
Institución patrón-dependiente o indeterminación social. Genealogía crítica del sistema de habilitación en el café
René Mendoza, Edgar Fernández y Klaus Kuhnekath

Un mara, una madre: “Jueputas” en un país sin padres
Anna Arroba

Las fronteras mexicanas ¿puertas hacia el sueño o bocas del infierno? Los retos de las políticas públicas con respeto a los derechos de los migrantes
Louise Fleurus

Breve bosquejo histórico del Anarquismo en El Salvador
Wilfredo Salvador Ortiz Díaz

La sociología en El Salvador. Algunas consideraciones historiográficas
Raymundo Calderón y Rolando Vásquez Ruiz

Comentario de libro: LAS FIGURAS DEL ENEMIGO. La alteridad y conflictos en Centroamérica
Eugenia López Velásquez

jueves, 5 de diciembre de 2013

Cuadernos de Ciencias Sociales y Revista Salvadoreña de Ciencias Sociales cambian de dominio

Cambio de dominio

http://www.escuelacienciassocialesues.org/

 Escuela de Ciencias Sociales de la UES. Cuadernos de ciencias Sociales y Revista Salvadoreña de Ciencias Sociales cambian de dominio

sábado, 30 de noviembre de 2013

ORLANDO FALS BORDA Y LA INVESTIGACIÓN ACCIÓN PARTICIPATIVA: UNA EPISTEMOLOGÍA EMANCIPADORA DE SUJETO A SUJETO

En general, no puede afirmarse que la investigación acción participativa (IAP) tuvo por origen, exclusivamente el territorio colombiano. Ni siquiera sería exacto afirmar que se trata de un desarrollo estrictamente latinoamericano.

Sin embargo, para efectos de aprendizaje, rastreamos la historia de la IAP a partir de la historia de uno de sus fundadores y cultivadores más esforzados: El colombiano Orlando Fals Borda. Al proceder así es necesario aclarar que, si bien Fals Borda es uno de los representantes más destacados en dicha corriente, no es el único, y por lo tanto, debe tomarse este primer intento de reseña histórica como provisional y susceptible de perfección.

El surgimiento y posterior desarrollo de la corriente de investigación acción participativa se puede describir enumerando los siguientes hitos:

(1) gestación como expresión propia de las ciencias sociales críticas, a finales de la década de los años sesenta, principios de los setenta;

(2) Experiencias iniciales, en instituciones alternativas como la Fundación Rosca, abocadas a realizar experiencias de campo (rurales) entre 1970 y 1975;

(3) Primera sistematización y divulgación a los grupos profesionales de referencia, el evento que marca este hito lo constituye el Simposio Mundial sobre Investigación Acción, celebrado en Cartagena, 1977; 

(4) Durante la década de los setenta, la investigación acción participativa se difunde entre cientistas sociales críticos, mediante participaciones en eventos convencionales como el Congreso  Mundial   de  Sociología, celebrado  en  la ciudad de México y por  la  participación  en  eventos del  mismo carácter, regionales y nacionales. Paralelamente, entre 1982 y 1984 se realizan nuevas experiencias de campo en Nicaragua, Colombia y México. En 1985 se cierra este ciclo con la divulgación y evaluación de las nuevas experiencias; 

(5) A partir de 1985 se pasa a otro período de expansión, la historia de IAP incorpora una ampliación temática en el trabajo de campo, y se realizan esfuerzos de coordinación internacional;

(6) Entre 1985 y 1990, el creciente prestigio de la IAP "resultó tentador como alternativa para aquellas organizaciones de la sociedad civil y otras agencias que venían desde hace décadas, haciendo «proyectos de desarrollo» paralelos, ... las miradas, antes escépticas y desdeñosas,  se dirigieron  cada  vez  más a la  IAP" (Fals Borda y Rahman, 1989).

En estas condiciones se produjeron dos procesos de contenido diferente, de una parte, procesos de convergencia con experiencias auténticas, como la educación popular, de otra parte procesosque intentaron la cooptación y/o cayeron en la charlatanería, dado que "muchos funcionarios e investigadores empezaron a dar a entender que practicaban la IAP, cuando en verdad hacían cosas distintas" (Fals Borda y Rahman, 1989);

(7) Finalmente, en los años noventa, especialmente en Centroamérica, región de la damos testimonio, se realizan nuevos esfuerzos por aplicar la  investigación acción participativa en los nuevos contextos nacionales y mundiales, con lo cual se desarrollan experiencias de dos tipos, las institucionales y la de los intelectuales orgánicos en inserción personal.

En   primera   instancia, la epistemología de la investigación acción participativa no se orienta hacia ningún tipo de utopía, sino hacia la transformación social, en este sentido, ubicándose en el terreno que se abre  desde  la  conocida  tesis  once contra Feuerbach.

En la epistemología de una investigación transformadora se trabaja con tres órdenes de contradicciones, (1) el  dilema entre sujeto y objeto, (2) la dialéctica entre teoría y práctica y (3) las relaciones entre razón y  conocimiento   (Fals Borda, 1985)

En  lo que se refiere al primer punto, sin negar lo básico de las reflexiones aristotélicas y hegelianas al respecto, se plantea que la cosificación de la sociedad es inadmisible en cuanto las personas son  actuantes  y  autónomas, por ello, "la  relación debe plantearse entre sujeto y  sujeto, no entre sujeto y objeto como ha sido en la aplicación concreta de la escuela positivista.

El asunto central es que el conocimiento se produce de manera interesada, y que las personas deben participar como sujetos auto conscientes en la producción del conocimiento que atañe a ellas directamente. En este sentido, se  investiga con las personas, no solamente a las personas.

En lo que se refiere al segundo punto, se trata de producir una reflexión teórica enteramente involucrada en procesos prácticos de transformación social, sean éstos macro o micro. Se reconoce que los primeros esfuerzos por desarrollar una metodología que oriente  la investigación en  la  medida  en  que  se  realizan acciones prácticas fueron abordados por científicos que participaban en la Segunda Guerra Mundial, encabezados por John D. Bernal. Aquí se vinculaba directamente la teoría y la  práctica, sin considerar,  por supuesto, el diálogo abierto entre sujetos de conocimiento.

En  el tercer mundo, el reto de combinar el pensamiento y la acción tiene otras dimensiones. "El punto central es si,  ... a través de esa combinación se está enriqueciendo el conocimiento en su totalidad" (Fals Borda, 1985:128).

En lo que se refiere a la relación  entre  razón y conocimiento, se  presentan  dos racionalidades básicamente diferentes: la una, para conocer el universo, para controlarlo, para dominar a la naturaleza. La otra, se preocupa sobremanera por producir  un  saber que  sirva  para  la gente que lo hace posible, esto es,  un saber que sistematiza  la sabiduría del común, que se produce con  una racionalidad orientada hacia la sociabilidad comunicada. La investigación acción intenta, sin embargo, acercar ambas racionalidades, por que lo nocivo sobre todo, es su divorcio.

En la  investigación acción participativa el reto es producir un conocimiento socialmente útil, para lo cual,  la ciencia   misma  ha  de transformarse. Para  no vivir un mundo en el cual ""los científico puros ... pueden descubrir como ir a la luna, pero sus sistemas de valores no les permiten  resolver  los problemas de la mujer  que   tiene que  ir a  pie  por  agua  para su casa. Son dos prioridades y dos valores distintos. Lo primero es posible como "desarrollo", lo segundo es el gran reto de nuestro tiempo"" (Fals Borda, 1985: 130).

BIBLIOGRAFÍA.
Ander-Egg, Ezequiel
1990 Repensando la investigación-acción-participativa. Comentarios criticas y sugerencias. Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Bilbao, 90 p.

Demo, Pedro
1994 Investigación participante. Mito y realidad. (  ) Kapelusz/BCP. 93p.

Fals Borda, Orlando, Germán Guzmán Campos y Eduardo Umaña Luna
1962 La   violencia   en   Colombia. Estudio de un proceso social. Bogotá. Círculo de Lectores. ed. 1988  Tomos I y II.

Fals Borda, Orlando
1970 Ciencia propia y colonialismo intelectual. Los nuevos rumbos. Bogotá. Carlos Valencia Editores. 3ra ed. 1987. 165 p.
1973 «Reflexiones sobre la aplicación del método de estudio acción en Colombia» en Revista Mexicana de Sociología. vol. 25 N° 1. enero marzo 1973. pp 49-62.
1976 El problema de como investigar la realidad para transformarla por la praxis. Bogotá. Tercer Mundo Editores. 8va ed. 1990. 119 p.
1985 Conocimiento y poder popular. Lecciones con campesinos de Nicaragua ,México y Colombia.(Estudio preparado para los grupos de base y para la Oficina Internacional del Trabajo) Bogotá. Siglo XXI/Punta de Lanza. 1ra.ed. 1985. 180 p.
1986 «Reflexiones sobre democracia y participación» en Revista Mexicana de Sociología. N° 3 julio-septiembre 1986. pp 7-14.
1990 «La investigación participativa y el  proceso de generación de conocimientos» en Investigación participativa y educación popular en América Latina Hoy. (pánel) Guadalajara. IMDEC/CEAAL/Colegio de Jalisco. 1990. pp 10-32.
1991a «Democracia participativa en el mundo de hoy» en Desarrollo y democracia. Margarita López  Maya  (editora). Caracas. UNESCO/Nueva Sociedad. 1ra ed. 1991. pp.105-111.
1991b «El tercer mundo y la reorientación de las ciencias sociales contemporáneas» en Nueva Sociedad. 1991. pp. 83-91.

Fals Borda, Orlando y Anisur Rahman
1989 «La situación actual y las perspectivas de la IAP en el mundo» Análisis político, N°5, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Reproducido en  Investigación Acción participativa. Inicios y desarrollos.  María  Cristina Salazar  (editora), Madrid, UNC/OEI/Editorial Popular, 1992. pp 205-221.

Feyerabend, Paul
1975 «Como defender a la sociedad contra la ciencia», en Revoluciones científicas Ian Hacking  (compilador),   México.  FCE.   (1°  ed   en inglés 1981) (1° ed. en castellano 1985) pp 294-314.


Anexo:

Una propuesta para organizar e implementar

INVESTIGACIÓN ACCIÓN PARTICIPATIVA
Principios de la metodología:

a) Aportes del saber popular (antidogmatismo, autenticidad y compromiso)
b) Devolución sistemática, comunicación adecuada a los sujetos que participan
c) Armar red de intelectuales que coinciden en la propuesta alternativa o emergente
d) Ritmo reflexión acción
e) Ciencia modesta y técnicasdialógicas

El conocimiento como factor de poder.

¿Para quién o quiénes producen conocimiento las ciencias sociales?

a)Para las elites
b)Para sectores populares.

Dos campos de producción de conocimientos: el dominante y el emergente.

Definición IAP:  Es una propuesta de organización metodológica que busca superar situaciones de opresión, para que las personas en los procesos sociales puedan llegar a comprender las fuerzas o factores sociales que operan en su situación vivencial, y obtener fuerza en la acción colectiva. La IAP reestructura la relación entre conocer y hacer.

Momentos (4 fases, 15 pasos) para articular una investigación con la metodología de la IAP:

a) Fase inicial:
1. Encuentro y contacto entre investigadores y personas sujetos en el campo.
2. Reconocimiento mutuo y planteamiento de objetivos, motivaciones y propósitos.
3. Acuerdos.

b) Diagnóstico:
4. Autodiagnóstico asistido.
5. Conclusiones. Definición de la problemática.
6. Primera devolución.
c) Trabajo de campo:
7. Estudio del problema
8. Sistematización y conclusiones
9. Formulación de hipótesis de solución.

d) Informe escrito:
10. Segunda devolución

e) Experimento cualitativo:
11 Consultay preparación de las propuestas de solución
12 Validaciones
13 Organización de la acción experimental
14 Evaluación
15 Tercera devolución.









viernes, 30 de noviembre de 2012

Génesis de la participación ciudadana en El Salvador

por Rafael Paz Narváez


En el caso de El Salvador, la participación ciudadana es un proceso que arranca al comienzo de la década de los años noventa, y que se constituyó a partir de tres tendencias: En primer lugar, una tendencia autóctona que se deriva de la participación popular; en segundo lugar, otra tendencia que tiene su origen en la influencia externa, conformada especialmente por procesos de cooperación al desarrollo y de asistencia a la población en situación de precariedad; y en tercer lugar, una tendencia que se asocia a la reforma del estado, tal como es concebida y aplicada por las sucesivas administraciones gubernamentales salvadoreñas. Lo que la participación ciudadana ha llegado a ser y representar es, en gran medida, una resultante de las confluencias y oposiciones entre estas tres tendencias

De una gestión social popular hacia la participación ciudadana

En lo que se refiere a las tendencias autóctonas, se puede considerar que evolucionan de la gestión social popular hacia la participación ciudadana. En El Salvador, la tendencia práctica y metodológica de actuar a partir de la comunidad aparece durante el conflicto armado como una estrategia de supervivencia de las comunidades rurales y de la asistencia que brindan las organizaciones no gubernamentales a las comunidades que habitaban en las territorios que fueron escenarios del conflicto (Rodríguez, 1997), en los cuales la comunidad civil llegó al grado de organizar la vida cotidiana mediante poderes populares locales.

De acuerdo al testimonio de María Ofelia Dubón Navarrete:[1]

Aquí en Chalatenango, la idea de construir el poder popular surge de la necesidad de hacer la vida con toda esa población que quedó fuera de la ley con la ofensiva militar de 1981 y que como población civil necesitó organizar su vida. Después de la ofensiva, la primera tarea fue impulsar la producción. Dos cosas eran las más urgentes, organizar a toda esa gente, para que cultivara y también para que se auto-defendiera. Fueron las dos necesidades mas sentidas de ese momento, de toda la población y es así como surgen las secretarías de autodefensa y de producción. Después surgió la necesidad de construir otra secretaría, encargada de que en las comunidades hubiera botiquines. En alguna medida se fue consolidando esa organización, ese ente digamos, que servia como de pivotillo para la comunidad y después fue saliendo, una secretaría de asuntos jurídicos, para ir resolviendo los problemas comunitarios, de relación entre las personas. Después se agregó la secretaría de educación. Todo el 81 y el 82, estuvimos construyendo con la población, haciendo labor, para sobrevivir y que sobreviviera la tropa, pero en el 83 ya teníamos varios poderes populares conformados y fue cuando se eligió la junta de gobierno sub-regional, que era un organismo que dirigía los poderes populares. Cada poder popular tenía dos o tres bases, y la junta de gobierno abarcaba a nivel de departamento, para el caso de aquí, a nivel de Chalatenango. Con esa estructura se funcionó hasta 1987, y de cierta manera hasta 1992. (fragmento editado a partir de entrevista a María Ofelia Dubón Navarrete)

Durante el conflicto armado, tanto desde organizaciones no gubernamentales, como desde gremiales, el principio metodológico de actuar a partir de la comunidad se aplicó en la ejecución de proyectos de diversa índole: para la atención primaria de salud, la provisión de servicios básicos, la alfabetización de adultos, el apoyo a la micro empresa, la capacitación vocacional, la defensa y recuperación del medio ambiente, la promoción de la mujer, entre otros. Algunos autores inclusive afirman que la eficacia de dicha metodología se demostró en siete municipios de Chalatenango, donde la población, a pesar de quedar desatendida por el sistema estatal de salud durante los 12 años de conflicto armado, presentó en 1992, al final de la guerra, una tasa de mortalidad infantil de 25.12 por mil, abajo del promedio nacional (37.31 por mil), precisamente porque organizó la salud pública local mediante un sistema comunitario asistido por organizaciones no gubernamentales (Rodríguez, 1997).

Esta tendencia aún se encuentra arraigada en la amplia red de organizaciones no gubernamentales y gremiales que gravitaron o surgieron alrededor del proyecto de cambio revolucionario propio de los años setenta y ochenta. Mantiene una base social tanto en zonas rurales, especialmente en las zonas de repoblación, como urbano populares, y en algunos sectores laborales, sindicales, estudiantiles y profesionales. Muchas de las redes de organizaciones orientadas a la atención en salud, educación, medio ambiente, género y desarrollo, protección civil y derechos humanos, entre otras temáticas, se formaron y apropiaron del principio metodológico de actuar a partir de la comunidad.

Lorena Martínez, quien fue directora de CRIPDES (Asociación para El Desarrollo de El Salvador), lo expresa así:

Para el caso de CRIPDES como tal, hemos retomado mucho de lo que es participación y de cómo la gente entra a conocer la temática y como conocer que eso es lo que lleva al desarrollo local, pero desarrollo en todos los aspectos: que promueva lo social, que promueva lo económico, que promueva el pensamiento critico, que es como la profundidad que pudiera darse de esa participación ciudadana. Originalmente, en ese concepto no está tocado así, esa es una incorporación que nosotros le hacemos por nuestra experiencia de trabajo organizativo y comunitario, que debe estar presente. O sea, para nosotros no se trata sólo de que vamos a tener una sociedad que sea participativa, sino que importa para adonde va con esa participación. (Lorena Martínez)
 
La incidencia de los organismos internacionales 

Se pueden distinguir dos momentos y dos matices en la incidencia que se ha promovido desde los organismos de cooperación. En el primer momento, la cooperación internacional aparece involucrada en el escenario del conflicto, de tal manera que, en la práctica, aparece bajo el matiz de estar asociada a uno o a otro de los bandos en conflicto. El segundo momento aparece con la firma de los acuerdos de paz.

Como antecedente inmediato, antes de la firma de la paz, algunos organismos cooperaban con proyectos como el mencionado sistema comunitario de salud en el oriente de Chalatenango. Este tipo de proyectos fueron financiados principalmente por organismos de asistencia humanitaria reconocidos en sus propios países como solidarios.

Por el contrario, en otros casos, el financiamiento y asistencia técnica se canalizó hacia las instancias gubernamentales, en el marco del programa contrainsurgente de la CONARA (Comisión Nacional de Restauración de Áreas) y más adelante mediante la Secretaría Nacional de Reconstrucción. La cooperación de la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) de Estados Unidos y sus proyectos pasaron del escenario de la fase contrainsurgente al escenario de la reconstrucción, mediante el plan Municipalidades en Acción (MEA), que se realizó entre 1988 y 1995, ejecutando más de 17,500 proyectos de infraestructura local, a un costo de 150 millones de dólares. De esta manera, frente los esfuerzos de las comunidades en resistencia en las zonas conflictivas por formar organismos de gestión social propios, la AID implementó, Municipalidades en Acción (MEA), incorporando de hecho a los gobiernos locales en la estrategia militar de las fuerzas armadas, provocando un sesgo en la participación de la sociedad civil respecto a los gobiernos locales (Rodríguez, 1997). 

Con un matiz diferente, el programa PRODERE (1986-1994), que operó en varios países de Centroamérica, se trazó el objetivo fundamental de promover y facilitar la integración de la población desarraigada, afectada por el conflicto político-militar, al sistema  económico y social del país, así como también el fortalecimiento de la sociedad civil y de las instancias locales del Estado. En este sentido, PRODERE El Salvador puede considerarse como un intento de concreción del enfoque de desarrollo humano sostenible, intentando que población excluida del desarrollo y con altos índices de pobreza lograra acceso a los servicios sociales básicos, a crédito, a capacitación e información y, en especial, plantea de forma pionera, que su participación sea efectiva a nivel local.

La operación de PRODERE fue posible en el contexto de “la nueva situación política creada por los Acuerdos de Paz que permitió una negociación del retorno de los alcaldes a sus municipios, a cambio de la consolidación de las repatriaciones hacia contingentes de población que se mantuvieron largos años en campamentos de refugiados en Honduras.” (Vázquez, 1995: 87)

PRODERE implementó la estrategia de Iniciativas Locales de Desarrollo (ILDES), que se orientaban a darle una respuesta a las necesidades básicas de la población bajo un criterio de desarrollo y no de asistencialismo, buscando apoyar y facilitar la descentralización institucional y la organización social, así como promover el involucramiento armónico y sistemático de la población local en la solución de sus problemas y fortalecer a la sociedad civil. Las ILDES se concebían como un proceso de planificación estratégica caracterizado por tres rasgos distintivos: (1) promover y practicar una metodología de tipo participativo, (2) facilitar la integralidad de los proyectos y (3) generar capacidad de gestión en las poblaciones e instancias locales.

PRODERE se propuso trabajar con una amplia visión para fortalecer la participación real de la sociedad civil, coadyuvar a la descentralización institucional, implementar proyectos productivos con un impacto de largo alcance, organizar los servicios locales básicos y promover mecanismos de desarrollo, bajo la condición indispensable la participación de cuatro grandes actores: gobierno central, gobierno local, sociedad civil y sector empresarial privado. Respecto a la población civil se especificaba que, a través de sus diferentes formas de organización, se debe velar porque sus necesidades reales sean satisfechas y por contribuir a la solución de sus problemas específicos en salud, educación, producción y derechos humanos.

Por otra parte, “El desenlace negociador de la guerra en 1992 abrió nuevos espacios para las municipalidades, siempre auspiciados por AID” (Vásquez, 1995: 87) y organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Fundación Interamericana (FIA). Además de la Unión Europea, así como numerosas agencia privadas o estatales de países europeos, que “demuestran en diferente magnitud su interés por apoyar iniciativas que se enmarquen en una estrategia general de promoción del desarrollo local” y como parte sustancial del mismo, la participación ciudadana. (Rodríguez, 1997). Así, se informa que "la Fundación Interamericana… define el desarrollo local como un proceso participativo para abordar y resolver diversos problemas socioeconómicos en un territorio determinado, por medio de la formación de alianzas entre la sociedad civil, los gobiernos locales y el sector privado, que conduzcan al desarrollo sostenible, a la mejorar  de la calidad de vida de los grupos de bajos ingresos, y al fortalecimiento de la democracia en la región." (En Rodríguez, 1997) Además se detalla que, algunas de las primeras experiencias en planificación participativa fueron realizadas por RTI (Research Triangle Institute, operadora de AID) en 1998, a través de la contratación de organizaciones no gubernamentales, aprovechando la cercanía y confianza de los ciudadanos hacia varias de ellas, así como la evaluación de la efectividad de diferentes metodologías para la elaboración Planes Participativos de Desarrollo.

De manera que la cooperación internacional logró incidir en la promoción de espacios de participación ciudadana, mediante la ejecución directa de programas, así como mediante el financiamiento de proyectos, y la asistencia técnica a entidades del estado.

La reforma del estado

El final del conflicto bélico se convirtió en un período de transición que incorporó, con mucha frecuencia de manera forzosa, la apertura de nuevos espacios para la democratización del país, y de manera simultánea, una diferente manera de desempeño del estado y de las grandes empresas nacionales. En esta dimensión, entre los procesos más importantes al final de la guerra y de posguerra se deben considerar los ajustes económicos estructurales y la modernización del estado, que contempló la reducción de su aparato, la privatización de las más rentables empresas públicas y la descentralización de funciones y competencias hacia los 262 municipios del país, así como la desconcentración de algunos aparatos ministeriales.

En 1989 el gobierno central, bajo el control de la primera administración de ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) incorporó en el plan de gobierno la política de descentralización y fortalecimiento municipal, íntimamente relacionada con la modernización del aparato estatal; todo dentro de la visión del nuevo modelo económico y social (neoliberal) que proyectaba implementar.

A principios de 1991, el gobierno salvadoreño, bajo la administración Cristiani, solicitó a PNUD (Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas), la realización de una misión del Programa de Desarrollo Gerencial, para lo cual requirió una Asistencia Preparatoria, que proporcionara las bases para la puesta en ejecución de un proceso integral de modernización del Estado, a realizarse a partir de 1992. Así, se redactó el Programa de Modernización del Estado, con la participación de expertos internacionales, considerando las prioridades del gobierno, para efectuar intervenciones a profundidad en áreas críticas, y generar cambios en el resto del aparato institucional. (Morales Erlich y otros 1995). Como resultado de esta asistencia, la comisión de expertos internacionales, sustentada en las prioridades del gobierno, inició el programa de modernización, es decir, de la reforma del estado, que efectivamente comenzó en 1992, incluyendo los siguientes elementos:

a)      Limitación de funciones del estado. El papel del estado se define como subsidiario y sus funciones como normativas, reguladoras, promotoras y facilitadoras de la actividad en los sectores productivos.
b)      Se proyecta reducir personal, considerándolo como excedente. 
c)      Se proyecta un ordenamiento institucional, con procedimientos eficientes y consistentes con el nuevo papel del estado en la sociedad 
d)     Mayor descentralización y desconcentración en la prestación de servicios a la población, contando con el fortalecimiento administrativo y financiero (bajo el lema de eficiencia y eficacia) y la ampliación de cobertura de los gobiernos municipales. 

Por otra parte, impulsadas por las administraciones gubernamentales de Estados Unidos se acelera una forma subordinada de integración económica de El Salvador y Centroamérica, aprovechando el contexto de desintegración de la Unión Soviética y del equilibrio bipolar (Vázquez, 1995).

En el plano de la descentralización del estado, se presentan tres implicaciones relevantes (Rodríguez, 1997):

a)      El reconocimiento de la sociedad territorial como componente autonómico del estado nacional y sujeto de su propio desarrollo.
b)      La transferencia de funciones, poderes y recursos del estado central a los gobiernos locales y sedes ministeriales regionales, y
c)      la apertura de mecanismos de participación y fiscalización ciudadana.

El plan económico y social 1989-1994 del gobierno del Presidente Cristiani resumió los principios filosóficos, los objetivos, los planes y las políticas a ejecutar, que criticaba al estado de economía mixta, interventor y centralizador, al cual se le atribuyó la responsabilidad de la crisis económica. Se hizo hincapié en el papel subsidiario que debía tener el Estado. El Plan se organizó en dos estrategias: El Plan Económico y el Plan de Desarrollo Social. El Plan Económico se orientó al corto plazo como política de estabilización (junio-diciembre de 1990), en tanto que para la acción a mediano plazo se formuló una Política de Reorientación Económica. En lo que respecta al Plan de Desarrollo Social, los programas compensatorios que venían desarrollándose, como Municipalidades en Acción,  se redefinieron como de incidencia o impacto a corto plazo, mientras que los programas sectoriales de salud, educación, ejecutados por la administración central y entidades autónomas se diseñaron para el mediano plazo.

Como instrumentos del Programa Económico y del Programa Social, todas las políticas, medidas, planes, programas y proyectos se debían ejecutar siguiendo las directrices de: Modernización institucional, Descentralización, Priorización y evaluación, Participación y Privatización. A pesar de tomar posición e incluir la descentralización y la participación como directrices de todas sus políticas, planes, programas y proyectos en el Plan Económico y Social 1989-1994, resultó evidente que la prioridad del gobierno fueron las políticas de estabilización económica, para sentar las bases de la política de reorientación económica, y la negociación del conflicto armado (Morales Erlich y otros, 1995).

A mediados de 1995, la administración gubernamental de Calderón Sol, presionada por los Congresos Nacionales de Alcaldes y las agencias AID y GTZ (Cooperación Técnica Alemana), realizó dos actos administrativos de trascendencia para la modernización del estado: (1) la creación de la Comisión coordinadora del Proceso de Descentralización y Desarrollo Municipal, CDM, y (2) la puesta en circulación del documento provisional de Propuesta de Estrategia de Descentralización y Desarrollo Municipal  (Morales Erlich y otros 1995). La presión de AID como donante, condicionó un plan piloto de quehacer municipal en el cual se exigió la realización de Cabildos cada tres meses, reuniones de Concejo Municipal abierto y liquidaciones de proyectos anteriores.

Bajo esos estímulos, el nuevo plan de gobierno concede especial importancia a los gobiernos locales y a la participación ciudadana en el Plan de Acción del Área Política para construir una sociedad donde impere la democracia constitucional en todas sus expresiones, con participación desde las raíces mismas de la sociedad. Además, como parte de la estrategia global se contempla coordinar, dentro de una cultura de paz y democracia, el desarrollo municipal. Se propone promover la autonomía de los gobiernos municipales para convertirlos en protagonistas del desarrollo de sus comunidades.

Asimismo, los documentos se refieren a estimular a las comunidades para que participen a través de cabildos abiertos, junto a los gobiernos municipales, como protagonistas principales en la búsqueda de soluciones a sus problemas, como promotores de su desarrollo y terminar con el paternalismo estatal. Para el desarrollo del sistema democrático propone Implementar programas dé educación cívica para la democracia y desarrollar políticas y acciones orientadas a fomentar la participación ciudadana, el desarrollo integral de los gobiernos municipales.

Referencias:
Bonilla, Adolfo, Ideas económicas en la Centroamérica ilustrada: 1793-1838. San Salvador FLACSO . 1999. 371p.
Hernández, Héctor Régimen de partidos políticos en El Salvador. 1930-1975. Guatemala, Editorial INCEP. 1978.
Marroquín. Alejandro Dagoberto. Apreciación sociológica de la independencia salvadoreña. San Salvador, DPI. 2000.
McKinley, Andrés. Participación Ciudadana: Un Reto Para El Nuevo Milenio en Centroamérica, WOLA (Washington Office on Latin America), ENLACE: Política y Derechos Humanos en las Américas  sept. 2000 Vol. 9 No. 3
Morales Erlich Antonio y otros 1995; "Políticas de fortalecimiento municipal" en evaluación de la política de descentralización municipal lSAM San Salvador, 1995 pp.  62-140.
Rodríguez, Marcos Desarrollo Local, San Salvador, FUNDE. Documento de Trabajo NC 87, 1997. 35p. Documento de Trabajo Número. 87
PRODERE, Sistematización de la experiencia PRODERE-ELS, en el Municipio de Moncagua, Departamento de San Miguel, El Salvador, PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) PRODERE, 1994. 2 Vol.
Vásquez, Ricardo. 1995. Municipalismo y reordenamiento ambiental del territorio. separata FUNDALEMPA No 6, en Tendencias No 38, marzo 1995, San Salvador, 8 p.
 



[1]              Conocida popularmente como María Chichilco. Se desempeñó como líder de la Junta de Gobierno de los Poderes Populares Locales (PPL) en el departamento de Chalatenango. Posteriormente fue electa diputada (1997-2000) con el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Laboró como maestra en el municipio de Arcatao, del mismo departamento.